domingo, 7 de agosto de 2016

Visita: "Hacer presente al ausente" (II)

¿Recuerdas que en la entrada anterior te conté la primera parte de la visita que hice en el Museo del Romanticismo? Pues hoy quería contarte la segunda parte y por ello te hablaré de las formas que adquiría el recuerdo en el siglo XIX.

Una de estas formas eran los monumentos funerarios, como el cenotafio y el catafalco. Lo más normal era que estos monumentos, destinados a personajes importantes, se situaran en las Iglesias de San Isidro y de San Francisco de Madrid con el fin de acercarlos a la memoria de los feligreses.

Cenotafio de María Isabel de Braganza (Fuente)
Este cenotafio de María Isabel de Braganza es de los más conocidos, quizá por la particularidad de que en él sí reposan los restos de la segunda esposa de Fernando VII. Entre sus elementos decorativos se hallan pebeteros para quemar esencias, representaciones de las virtudes y dos figuras centrales que representan la Muerte y el Genio del Cristianismo abrazando a una tercera figura femenina, María Isabel.

Otros monumentos estaban destinados a los héroes militares, como el "Monumento a los Héroes del 2 de mayo", del escultor Aniceto Marinas.

En la anterior carta te comenté que es en esta época cuando se empieza a tomar conciencia de lo que realmente suponía la mortalidad infantil y así se desarrolla para el recuerdo la Pintura y la Escultura, pero también la fotografía post-mortem. En ella, los familiares del fallecido se hacían una última fotografía con su difunto recurriendo a todo tipo de posturas y trucos para que este se viera lo más natural posible.

Fotografía post-mortem: "Ama de cría con niño fallecido entre sus brazos" (Fuente)
Allí en el museo pudimos ver el cuadro de Pilar Chávarri y Romero, hija de Rita Romero y Basilio de Chávarri, quienes encargaron el retrato de su hija fallecida al pintor Cortellini. Así como la escultura del llamado "Infante muerto", encargado por Isabel II al escultor de Cámara José Piquer, pero se desconoce a quien puede representar.

"Pilar Chávarri y Romero", Cortellini (Fuente)
"Infante muerto", José Piquer (Fuente)
Por último, pudimos conocer la joyería de pelo, un tipo de joyería ligada al luto pues se realiza con los cabellos del difunto. Tenía un doble sentido, pues además de servir para el recuerdo del fallecido, se le atribuía un sentido apotropaico, como talismanes que protegían a los familiares que los llevaban. 

Joyería de pelo (Fuente)
En el museo vimos estos dos brazaletes realizados en oro, cristal, papel albuminado y cabello, un tipo de joyas popularizadas desde Gran Bretaña a través del luto riguroso manifestado por la reina Victoria tras la muerte del príncipe Alberto.

Espero que te haya gustado estas pequeñas cartas-resumen de lo que nos contaron en esta delicia de visita ^^.

Gracias por leer, 
greetings from the coffin

2 comentarios:

  1. En la carrera, creo que en la asignatura de prehistoria puede ser, hicimos un trabajo en grupo sobre la imagen de la muerte en las distintas épocas y yo hice el tema de la fotografía post-mortem XD Es un tema muy interesante (a la par que siniestro) y lo de la joyería de pelo no sabía que se hacía, solo conocía por Jane Austen eso de guardar el mechón de pelo del enamorado pero me ha gustado el sentido apotropaico que se le daba.
    Interesante entrada~~

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    1. Ay, pues a mí el tema de la fotografía post-mortem siempre me ha encantado, es más en algún momento me gustaría recrearlo con alguien que posara como si estuviera fallecido y sacarle fotos del mismo modo...
      Y lo del pelo, pues estoy como tú, lo del mechón del enamorado sí que lo conocía, pero ya hacer joyería con pelo, me sorprendió y me pareció muy bonito ^^.
      Me alegro de que te haya gustado

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