Este jueves mi novio y yo fuimos al Teatro Real a ver las dos primeras de las óperas que tenemos incluidas en el abono que compramos para esta temporada. Como son dos óperas cortas, de un solo acto, pudimos disfrutar de dos historias preciosas.
La primera de ellas es Il Prigioniero de Luigi Dallapiccola; es una ópera en un prólogo y un acto. Su argumento es el siguiente: Una mujer expresa su temor a no volver a ver vivo a su hijo preso: sueña con la imagen tiránica de Felipe II, que se transforma más tarde en la de la muerte. La cárcel de Zaragoza, a finales del siglo XVI. En la celda, la madre escucha el relato de su hijo, aterrorizado ante la soledad y la oscuridad. El carcelero entra llevando noticias de una sublevación en Flandes contra los españoles que avanza hacia Gante. Sale dejando entreabierta la puerta, a cuyo través se adivina la distante claridad del día: el prisionero se lanza hacia el exterior y avanza por un corredor gigantesco y oscuro. Un fraile primero y otros dos después pasan junto a él sin verle. Un soplo de aire fresco revela al prisionero la cercanía del mundo exterior: se escucha una campana. Un coro lejano alaba a la divinidad mientras el prisionero contempla el cielo estrellado y las cumbres en la lejanía: enajenado de felicidad canta un Aleluya. Oculto hasta entonces, el Gran Inquisidor le abraza firmemente diciendo: "¿Por qué querías abandonarnos en la vigilia de tu salvación?". El prisionero comprende que será ejecutado al alba y que infundirle esperanza ha sido la última tortura.
La segunda ópera que vimos, Suor Angelica de Giacomo Puccini, está desarrollada en un solo acto y se centra en una jardín monástico en la Italia del siglo XVII. Las monjas hablan de la hermana Angelica, aristócrata que, encerrada en el convento desde hace años como castigo familiar, no ha vuelto a saber de su hijo, fruto de una relación ilegítima. Llega Angelica, que se altera cuando la abadesa le notifica que su tía, la princesa hermana de su madre, la aguarda en el locutorio. Esta le hace saber que su hermana Anna Viola va a casarse y le pide que le ceda su parte de los bienes familiares. A todo asiente Angelica, que suplica noticias de su hijo. La princesa le informa desabridamente de que el niño, símbolo vivo de la mancha de su blasón, falleció de peste dos años atrás. A solas, Angelica se entrega al llanto lamentando su desdicha y, desesperada, prepara un bebedizo letal que ingiere de inmediato. Al sentirse morir, comprende que agoniza en pecado y suplica misericordia. Súbitamente, la iglesia resplandece de luz: la Madonna desciende de su altar acompañada de un niño de corta edad, que abraza a la expirante Angelica mientras se escucha un coro celestial.
La experiencia fue increíble, sí que había ido varias veces al teatro pero nunca había visto ópera, al menos que yo recuerde XD. Me pareció precioso y algo que recomiendo a todo el mundo al menos una vez en la vida. Tenía miedo porque el montaje era algo moderno, y siempre que he visto hacer una obra antigua con un escenario moderno me ha parecido una mezcla horrible, pero en este caso, apenas se notó, no desentonaba y es algo de agradecer.
Se me va a hacer largo esperar hasta nuestra próxima cita con la ópera, pero aprovecharé este tiempo para conocer más sobre la ópera. Siempre había querido conocer más, aunque de alguna forma se me resistía. Después de la emoción que viví el pasado jueves, me declaro adicta a la ópera.
Greetings from the coffin
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