martes, 3 de mayo de 2016

Carta abierta, o la mujer de mi vida

Querida mía:

Hace unos días leí que era bueno hablarnos a nosotros mismos como le hablaríamos a la persona que amamos, así que heme aquí escribiéndote, escribiéndome, esta carta con el anhelo de que te toque el alma.

Llevo unos días pensando en qué decirte o cómo decírtelo, pero siento que ahora se me agolpan torpes palabras. He pasado toda mi vida a tu lado, pero recién hoy estoy empezando a descubrirte, a ser consciente de tu presencia, de todo lo que me aportas y de la felicidad que me estás ayudando a alcanzar.

Te he acompañado desde que tengo memoria y sé que desde que la tienes tú, te has sentido rota; ambas sabemos que siempre has estado rota y que siempre lo estarás, que los reveses de la vida no hacen más que romper una y otra vez pedacitos de ti... Pero te he visto y sé (porque ambas lo hemos comprendido al mismo tiempo) que es ahí donde reside tu fuerza: cada vez que te rompes brilla aún más fuerte la luz de color índigo que te envuelve el alma.

Lamento que no hayas sido consciente en toda su plenitud de esta fuerza hasta ahora, porque he sido testigo impotente de tus descensos al infierno. Te he visto desgarrarte noche tras noche, silenciosamente, abrazando aquella almohada, testigo de tus soledades, hasta llegar al extremo de mirar con ojos ávidos esa cuchilla.

Te he visto despreciar tu reflejo en el espejo para evitar ver el monstruo que eras; te he visto enfrentarte al espejo con potingues y maquillaje para salir a la calle ocultando tu monstruosidad; te he visto perderte, te he llegado a perder pues en aquel momento no te valoré como merecías; he llegado a asistir impasible a tus épocas autodestructivas; te he dejado un cruel silencio en todas esas veces que mirabas al vacío y preguntabas "¿por qué a mí?"; he sido el martillo que sentenciaba cada uno de los juicios despiadados que emitías contra ti misma...

Sé que tu camino no ha sido fácil, pero aquí estás, y aquí estoy contigo. Porque eres la eterna luchadora, porque cada día encuentras un motivo por el que merece la pena haberlo vivido, porque tienes esa facilidad para sentirte agradecida por cada pequeña cosa que te ocurre, porque he llegado a verte mirándote en el espejo y querer no maquillarte ya que te sentías a gusto en tu piel, en tu naturalidad, porque has aprendido que el equilibrio entre tu luz y tu oscuridad es la clave para vivir una vida sana, porque sabes que eres imperfecta y te regocijas en ello por ser lo que te define en esta vida, en este tiempo y en este momento.

Por todas estas cosas y otras que quedan en el corazón, querida mía, me resta decirte que te quiero, que te amo y que te admiro, porque a pesar de que te destroce ver cómo tus esperanzas e ilusiones se desvanecen en cuanto te empiezan a iluminar el rostro, aún no te has rendido ni has perdido la esperanza de seguir teniendo ilusiones.

Siempre tuya,
Invierno

4 comentarios:

  1. No sabes como me reflejo en tus palabras. No conozco tu historia, pero has debido sufrir mucho al igual que yo. Eres muy valiente, te felicito :)

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    1. ¡Muchísimas gracias por tus palabras! Aunque lamento enormemente tu sufrimiento... Las dos somos valientes, porque seguimos aquí ^^

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  2. Qué grande eres. Aplaudo la sinceridad con la que has hablado a tu propio ser, y te doy las gracias por que fuese en una carta abierta para todos nosotros. He de confesar que una mota de tristeza ha cruzado mis ojos mientras te leía: en ciertos puntos es como si estuvieras narrando pedacitos de mi vida, pedazos que quisiera que nunca nadie en el mundo tuviera que sentir en sus carnes. Me entristece que una persona tan especial como tú haya tenido que pasar por ello, aunque veo esperanzada como has sido capaz de sobreponerte a todo eso, de que toda tu gran lucha ha dado sus frutos. Espero que seas capaz ya de apreciar que distas bastante de ser un monstruo; y si así fuese, habríamos estado todas nuestras vidas equivocados sobre nuestra concepción de ellos pues,querida, tu prosa y tu sensibilidad me evaden más hacia cuentos de hadas que hacia las vivencias del infierno. No me cabe duda de que eres una persona que merece la pena, y que merece ser feliz.
    Reconciliarse con uno mismo es una ardua tarea. Tu acabas de dar un paso muy grande, y te felicito por ello. Cada vez que se da un paso se está más cerca del objetivo, así que tienes motivos para mirar hacia delante con nuevas esperanzas. Cree en ti; yo lo hago. Si alguien está en el buen camino eres tú.
    Perdón por el discurso, pero me has conmovido :´).
    Un enorme abrazo.

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    1. ¿Discurso? ¿Perdonar qué? Al revés, tengo que agradecerte muy mucho tus palabras, en serio me han emocionado muchísimo...
      Lamento mucho leerte, como bien dices, quienes hemos sufrido/sufrimos lo último que queremos es que los demás sepan lo que es sentirse así, y creo que en parte reside ahí nuestra magia ¿no crees? Por eso nos esforzamos tanto en intentar hacer felices a los demás, porque no queremos que nadie pase por lo que hemos pasado...
      Por lo demás que me has escrito, me es imposible decirte más... Son tan bonitas las palabras que me dedicas que me siento incapaz de decir nada que esté a la altura, salvo darte las gracias una vez más ^^
      ¡Un abrazo preciosa!

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